jueves, 27 de marzo de 2014

VEGETACION

VEGETACION Y NATURALEZA
 

Históricamente las ciudades han constituido espacios de separación con la naturaleza, en las cuales se reduce lo-salvaje a cambio de lo-civilizado. Las rebeldes aguas escurrientes se canalizaron y el suelo barroso y polvoriento se selló. Se implementaron formas para disponer las basuras rápidamente fuera de los límites de la ciudad y se trajo agua limpia desde sitios lejanos. Se quitaron, alejaron y/o confinaron los animales nativos (y aparecieron otros, algunos traídos y otros llegados), se incorporaron especies vegetales más lindas u onderas.  Se calefaccionaron y refrigeraron los espacios cerrados.
Socialmente esto facilitó la convivencia, los negocios y la educación, pero tuvo también consecuencias ambientales negativas. En los últimos 50 años se intentan remediar estas consecuencias, a través de diferentes ideas, estrategias, medidas y normas. Una de ellas es aumentar la cantidad de árboles y/o de áreas verdes. Creo que hoy en día no hay mayores diferencias de opinión en que ese aumento hay-que-hacerlo. Existe una conciencia, al menos en las palabras, tremenda. Discursos políticos, movilizaciones sociales, cartas al director de organizaciones ciudadanas y académicos son fiel reflejo de esta inquietud común.
Más allá del quién y cómo, quisiera referirme al cuánto y al dónde, en base a datos, publicados y no publicados, ajenos y propios. Tomo Santiago de Chile como caso de análisis.
Árboles y áreas verdes no son lo mismo
Lo primero es distinguir entre plantar más árboles y tener más y mejores áreas verdes (plazas y parques). Para ello, desde el punto de vista ambiental, los árboles y las áreas verdes prestan funciones específicas y un tanto diferentes entre sí. Esto, pues árboles no solo están en las áreas verdes, sino que también en cerros islas, el entorno urbano (periferia no urbanizada), los ejes viales y los patios interiores.
Luego, dependiendo de dónde se ubiquen los árboles son distintas las funciones que realizan. Por ejemplo: sombreado (mejoramiento condiciones climáticas) si están en áreas verdes, patios o veredas, abatimiento de ruidos si están en ejes viajes. ¿Y la absorción de gases contaminantes, la captura de CO2, el atrapamiento de material particulado y la producción de oxígeno? Ahí se pone interesante, ya que no sólo los árboles ejercen esa función, sino también el resto de las plantas.
 
 
En relación a las áreas verdes, un 93% de la superficie total está representada por unidades de menos de 0,5 hectáreas. Del 7% restante, buena parte la constituye el Parque Metropolitano de Santiago (Cerro San Cristóbal) y otros parques creados casi-por-eventualidades. Así la deuda está en crear grandes parques, de más de 2 hectáreas, que dispongan de superficies abiertas y sectores con alta cobertura vegetacional. Los grandes parques pueden ofrecer un amplio abanico de servicios ecosistémicos, a diferencia del arbolado viario o pequeñas plazas. Pueden mejorar las condiciones climáticas, de ventilación y la calidad del aire a escala local, permitir la infiltración de grandes volúmenes de aguas lluvias, albergar fauna y flora nativa para su contemplación, ofrecer espacios para descansar, hacer deportes y actividades recreativas, entre otros servicios.
 
NATURALEZA URBANA
 
Son parques urbanos, por lo que nunca imperarán del todo las reglas-de-la-naturaleza. Requerirán podas, riego, control de especies exóticas invasivas y normas de seguridad ciudadana, pero estaremos reingresando una dosis de naturaleza al invento que mejor nos protegió de ella durante el tiempo en que le temíamos y no sabíamos nada de ella. Hoy sabemos un poco más, lo suficiente para atrevernos a comenzar a hacer-las-paces, adaptándonos a sus procesos.
 
 
 
 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario